domingo, 15 de noviembre de 2009

Agallas avergonzadas

Tengo que estudiar para el examen de estadística de mañana, será mejor que vaya a la biblioteca y allí nadie me molestará y podré concentrarme.- Al llegar a la biblioteca anduvo unos pasos por el pasillo central y se sentó en la primera mesa de su izquierda, no era un buen lugar ya que por allí solía pasar mucha gente, pero era la única mesa que estaba completamente libre.

Después de un rato de desesperante estudio era bien merecido un descanso para reponer fuerzas y por qué no para relajarse un rato. Se fue hacia el bar y se tomo su zumo de piña habitual, de vuelta al lugar del suplicio se auto exponía lo que tenia que estudiar para aprobar aquel examen, debería darle mucha mas caña en el tiempo que le quedaba. Cuando se puso el en pasillo ya observo que alguien había profanado su mesa, y eso que había dejado tiradas sus cosas por encima en señal evidente de ocupación. Era un chico, normal, rubio, blanquecino, con una camiseta verde y una chaqueta con capucha gris y rayas horizontales marrones, llevaba gafas de color negro que no hacían más que contrastar con la tez de su piel y potenciar sus ojos azules.

¿Que hace este tío aquí? ¿acaso no ha visto mis cosas encima de la mesa? Cuando me siente haré como si no existiera y seguiré con mi estudio, voy a poner cara seria para que vea que no me gusta nada compartir mesa. Que ojos más bonitos tiene, pero no debo distraerme tengo que seguir estudiando, le voy a mirar otra vez, ¡uy! me ha visto como le miraba, pero ha agachado rápido su mirada, eso es qué es tímido. Le podría decir algo para entablar conversación, pero a saber que clase de tipo es, no, será mejor que no me meta en líos, aunque despierta mi curiosidad...Bueno esperaré a que él me diga algo y entonces ya le seguiré el rollo.

Iré a la biblioteca y me quito el trabajo de encima, así ya lo tengo hecho para el próximo día y no me preocupo más, supongo que me dará tiempo de hacerlo antes de las seis y media.- Entró en la biblioteca y comenzó a recorrer el pasillo. Esta mesa está bien, aunque parece que está ocupada pero hay sitio para mi, no necesito mucho espacio.- pasaron unos minutos - Ojo con la chica que viene por ahí, no está mal. Parece un poco más alta que yo, cosa no muy rara. Botas negras con pantalón negro y camisa negra, tez horneada al sol el tiempo exacto, menos mal, sino parecería gótica con tanto negro, gafas del mismo color para no desentonar, incluso su cabello ondulado, que cae hasta poco más de los hombros, es de color azabache. Lleva un pendiente en el orifico izquierdo de su nariz, me gusta. Ella y el piercing.

No hay que dejarse embelesar, tengo que hacer mi trabajo. Venga esto por aquí, aquello por allá, y ella ¿que hace? eso es estadística dos, ¡ups! me ha pillado mirando sus cosas, joder vaya mirada me ha clavado. Me atrae esta tía, debería decirle algo, pero algo gracioso, divertido, irónico, que no le haya dicho ningún tío antes, que me haga sobresalir por encima del resto. Otra mirada maleducada, ya van dos, piensa rápido. Ya he acabado el trabajo, me voy, pero tendría que decirle algo, ¿un café? no, es algo muy tonto. Me estoy levantando y recogiendo mis cosas, ¿por qué hago esto si quiero quedarme hablando con ella?

Mis pies empiezan a caminar, me voy alejando de la chica de negro, debería dejarme de paparruchas y decirle que me ha gustado al verla, que no se me ocurre ninguna frase irónica, divertida y graciosa para entrarle pero que estaría encantado de poder compartir unas palabras y un café con ella. Lástima que ya estoy fuera de la biblioteca y que me han faltado agallas para quedarme y decírselo, he tenido miedo escénico, la vergüenza aliada con mis pies ha ganado el combate a las agallas de mi imaginación. Ahora solo me queda lamentar lo que pudo haber sido y no fue.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Contrato social

Daniel se afanaba en buscar vuelos baratos para poder hacer una escapada de fin de semana cuando su móvil vibró por tres veces, era un mensaje urgente, desesperado, que promovía el encuentro en el bar más cercano en el menor tiempo posible. A pesar de no haberse visto en el último mes, acudiría raudo y veloz a dicho encuentro, debido al contrato social, tácito que no legal, que había contraído con Elena, estaba obligado a acudir en su auxilio en el menor tiempo posible tan pronto esta hiciera ejecución de la cláusula correspondiente.

Bajaba las escaleras de dos en dos, mientras en su cabeza los hermanos Marx jugaban con su memoria recordandole que la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte y es que desde el primer momento había ido permanentemente al rescate de Elena siempre que ella le había necesitado.

Ante la carencia de atracción sexual por parte femenina en el primer encuentro había recurrido a la atracción emocional, pasando a ser su mejor amigo. Los logros eran espectaculares, abrazos, caricias, cenas, películas, paseos en atardeceres, conversaciones hasta el alba, secretos exclusivos, miradas cómplices. Todo lo que comporta una gran amistad, eso es lo que ella sentía y lo que él pretendía, que fuera algo más, sin reconocer que la primera impresion, en terreno sentimental, no se cambia nunca.

Caminaba por la calle hacía el bar cuando la misma escena anterior se le vino a la memoria, esta vez sabiendo que la parte contratante de la segunda parte será considerada como la parte contratante de la segunda parte, y que siempre estaría enamorado de ella. Por mucho que intentase alejarse de forma premeditada, por mucho que rogase a su ex volver, jurando que la amaba y que lo de Elena era una simple amistad, además, pasada. Pero su actitud con la mujer que le quería era distinta a la que tenía con Elena, ahora era cruel, altivo, altanero, prepotente, despreciativo, olvidadizo, perezoso, arisco...Era su alter ego quien mantenia la relación, solo por el hecho de que la veia segura, sin temor a perderla, con todo ya hecho, en cambio con Elena había que ir trabajando cada día, siempre con Elena en la cabeza.

Hacía una hora que permanecía con Elena en aquella mesa del bar. Ella entre sollozos y lágrimas le iba explicando sus vivencias más recientes mientras él asentía con la cabeza siendo lo más empático posible. Aquella noche sería larga, irían juntos a cenar y a sofocar las penas con alguna bebida espirituosa. Ya iba siendo hora de marcharse de aquel lugar, es entonces cuando Daniel se levantó, se dirigió a la barra y le dijo al camarero ¿Cuanto vale la fanta de la chica? Ya la pago yo.

martes, 30 de junio de 2009

Erecciones anticipadas

Recordaba la fecha de sus primeras elecciones perfectamente, pero no por la ilusión que le hizo votar, la ilusión de sentirse ciudadano de pleno derecho, sino porque la noche anterior también había sido su primera vez, sus primeras relaciones sexuales en la jornada de reflexión. Buena fecha para el recuerdo.

Al principio todo le pareció mágico y gracioso, era como si el destino le hubiera reservado las fechas a la memoria en un fin de semana frenético. Llevaba tiempo con su pareja, pero no fue hasta ese día en el que ella accedió a dar rienda suelta a la pasión que ambos llevaban dentro, una pasión ilimitada, contenida por la inexperiencia, el miedo y los prejuicios. Después de ese día, supuso que sus incursiones en la cama de forma acompañada serían más que habituales, pobre iluso.

Tuvo que esperar hasta que el dolor por la ruptura desapareció, y fue entonces cuando se digno a salir de fiesta, y que casualidad, salió en la víspera a unas elecciones, esta vez municipales, aun así se encontró con una mujer exuberante, rubia con ojos verdes, melena rizada al viento, pantalón negro con top lila, zapatos y cinturón a juego, el anillo lila de su mano izquierda hacia el resto para conformar la estampa adecuada. No esperó tanto como la primera vez, esa misma noche desayunaron juntos. Y otra vez, el fue a votar con la sensación de felicidad que ya le había embargado una vez.

Pero era mujer de una sola noche, así que ya estaba nuestro don juan tenorio sin su doña inés y empezando a sospechar, mitad risa graciosa, mitad risa ansioso compulsiva porque únicamente gozaba de la cama cuando había elecciones de por medio. La ultima demostración a la teoría la pudo obtener en las elecciones autonómicas, después de meses sin comerse un colín, trabajando en ello, pero sin obtener resultados, de repente una amiga le dice de quedar en la jornada de reflexión, tiene mucho calor y le apetece pasear y claro, uno no puede negarse a un buen paseo a altas horas de la noche. El paseo fue corto, tenia sed y solo podía encontrar agua en el piso de la amiga, no pasaron del portal. La agarró con tantas fuerzas que la subió de un brinco con sus piernas rodeando su cadera, con su pecho agitándose entre su torso y con sus manos entrelazadas acompasando la respiración con los movimientos de cadera que oscilaban como un un solo cuerpo.

Pasaron las erecciones y junto a ellas los resultados de las votaciones y con todo se fue la posibilidad de seguir practicando las posturas del kamasutra. La teoría de votar estaba altamente demostrada y nuestro héroe se afanaba en mirar en el calendario cuando tendrían lugar las siguientes elecciones, se pasaba el día hablando de política, interesándose por el estado de la vida en su país, municipio y comunidad autónoma, si hasta incluso le interesaba lo que pasaba en Europa.

Pensó en que podrían valer cualquier tipo de elecciones, y celebró que le nombraran presidente de su escalera, de esta manera convocaría elecciones a su antojo, estaba ansioso por las elecciones en su club, hasta incluso pensó en cambiarse de club solo por disfrutar de erecciones más a menudo, pero su gozo en un pozo, el destino solo se cruzaría con el cuando hubieran elecciones políticas.

Resignado, se dedicó en pleno a la vida pública, se convirtió en concejal de su pueblo, iba escalando puestos en un partido que odiaba, solo por el mero hecho, con el único objetivo de controlar las fechas de las elecciones, de convocar elecciones anticipadas. Después dio el salto a la política autonómica donde también lo hizo lo mejor posible para convocar erecciones anticipadas, de ahí el paso a la capital fue una simple cuestión de tiempo, y otra vez, moviendo hilos para lograr hacer lo que más le gustaba en el mundo, que las elecciones fueran anticipadas.

miércoles, 27 de mayo de 2009

Brindemos

Llena la copa con lo de siempre que ya tengo listo el refresco, el primero no será a sprint, lo dejaremos para otra ocasión que esta vez tengo prisa y quiero beber a sorbitos pequeños, para hacer de este instante un paso eterno. Ya vale de alcohol, ya tengo bastante, ahora levanta la copa y sígueme hablando, que entre tus palabras y la brisa no quiero más a mi lado.

Brindemos por levantarnos con el pie derecho y pisar con el izquierdo. Por vestirnos para poder desnudarnos, por acicalarnos con tal de vernos más feos. También por ir despacio cuando tenemos prisa. Por correr para poder perder el tranvía. Brindemos por estudiar hasta el hastió para luego ser preguntados y no saber nada. Brindemos por la soledad de una multitud, por el frío si no estás tú.

Brindemos por soñar despierto y vivir dormido. Por los rayos del sol en invierno. Por pensar y no solucionar nada, por solucionarlo todo con la mirada, por los desconocidos de un bar que se vuelven amigos de toda la vida. Por oír sin escuchar, por hablar sin decir palabra, por ver sin mirar, por querer sin sentir. Brindemos por saludar sin gesticular, por tener al lado siempre el mar.

Brindemos por tener un encuentro casual con cita previa. Por que la mentira mantenga nuestra verdad, por liarnos con las rubias y mantener una relación con las morenas. Por tus grandes senos y tu corta minifalda. Por la hipocresía de nuestras palabras y la verdad de nuestros actos. Además por preocuparnos del resto para saber como estamos nosotros mismos. Por lo que nunca hemos sido y lo que nunca llegaremos a ser. Por vivir cada día al limite sin salir de la rutina. Por planearlo todo y dejar que la improvisación nos guíe.

Brindemos por jugar con fuego y no quemarnos en el intento, por descubrir algo antiguo cada día. Brindemos por las amigas de nuestros amigos que quieren jugar con nosotros, brindemos por el mapache y el águila, por seguir a mi lado. Por el atardecer y las patatas bravas. Por los muelles que nunca se rompen por mucho que los estires, por la conciencia extraña. Por el silencio astuto y la codicia camuflada. Brindemos por todo y por nada, por ti y por mi, pero nunca por nosotros.

jueves, 23 de abril de 2009

...Morir solos

"La isla quiere que volváis, es el destino" le espeta John a Jack delante de mi presencia. Otra vez soñando con la serie, parecía que era yo el que estaba perdido. El reflejo del sol al atardecer había deslumbrado mi pensamiento y ahora no acertaba a encontrar el billete de vuelta a casa que tan amablemente me pedía con insistencia el revisor, el mismo que nunca pasa hasta el día en el que se te olvida pagar.

El revisor había interrumpido mi sueño y se había llevado con él cualquier atisbo de somnolencia, ahora me daba por recordar los instantes que habían marcado este día, desde que opté por no acudir a la entrevista y continué hablando contigo. No dije nada, no hice ningún gesto y seguimos hablando durante media hora, el tiempo necesario para ponernos al día de manera superflua, sin entrar en detalles, como en los viejos tiempos.

En media hora de conversación avanzamos hasta Vilassar de Mar, y allí sin venir a cuento, nos levantamos y salimos del tren, empezando a caminar por la playa y seguimos por las calles del pueblo. Parecíamos dos enamorados que se encuentran después de largo tiempo, ironías del destino, no es lo mismo ser que parecer.

Al llegar al hotel de turno, te hiciste la ingenua y fuiste al baño, acto que yo aproveché para conseguir la habitación en la que dar rienda suelta a nuestros deseos no tan ocultos. Tenia tanta hambre que tus besos me saciaron, tus labios húmedos secaron mi sed y tu cuerpo entre mis manos se deslizaba con pavorosa destreza.

Aproveche tu primer sueño para desaparecer de la habitación, bajar al salón, pagar e irme en busca del primer tren de vuelta a Barcelona. De camino a la estación aun sentía el sabor de tus labios, la presión de estos junto a los míos, tenia que darte las gracias por ser lo que nunca había sido.

Cogí el tren de las 17.32 y eché una cabezada hasta la visita del revisor, ahora un mensaje en el móvil había truncado mis recuerdos mas recientes. El mensaje no era importante, pero tenía que responderle, la persona no había sabido nada de mi en todo el día. La entrevista ha ido mal, pero no te preocupes. Mañana vamos a por el traje de boda, te quiero mucho cariño.

jueves, 19 de marzo de 2009

Vivir juntos...

"Tenemos que volver" le dice Jack a Kate, en la escena siguiente es Sawyer el que le dice a Juliet que lo hecho, hecho está. Pero esta sucesión de imágenes, este sueño apaisajado queda relegado al olvido cuando suena el despertador. Son las siete de la mañana y no puedes llegar tarde a la entrevista de trabajo, va tu futuro en ello. Remoloneas aún en la cama con la esperanza de que el tiempo se detenga, ya son las 7.02, hora de levantarse.

Una ducha rápida, un café con hielo y un cruasán componen tu desayuno, aún con la toalla en la cintura observas el traje negro, con camisa blanca y corbata roja, zapatos con betún al máximo. Todo el engranaje se desarrolla con precisión suiza, tiene que salir perfecto.

Sales a la calle y te dispones a coger el metro hasta la estación de tren, al llegar a Sants haces transbordo para coger el tren, la gente viene y va en el vestíbulo, nadie conoce a nadie, todo el mundo tiene prisa por llegar a un lugar del que es muy probable que tenga prisa por irse. Al bajar por las escaleras mecánicas hay un tren en la vía, dudas entre cogerlo o no, te sirven todos, todos paran en tu destino, pero tu destino sólo estará en uno de ellos. Pasas de cogerlo, ya vendrá otro y habrá menos gente, te dices.

En efecto, al cabo de cinco minutos otro tren con destinación Blanes aparecía por mi derecha. En el vagón me gusta situarme al final, para poder observar a la prole, como la gente se aparta para que otro se siente, como nadie cede el sitio, como los niñatos ponen el pie en el asiento de enfrente y como hay miradas maleducadas dirigidas a las chicas por parte del sector masculino.

En Plaza Catalunya, se sube más gente de la que baja, y de repente aparece ella. Metro setenta, larga cabellera rubia que cae hasta media espalda, botas marrones, vaqueros por dentro, chaleco marrón a juego con las botas, camisa blanca a juego con el cinturón, perfectamente conjuntada. Me miras, te miro, nos miramos. La cara de sorpresa de ambos no tiene precio.

Nos aproximamos con parsimonia sin dejar que nuestras miradas se pierdan por el vacío, no sea que en un descuido nos perdamos nosotros también. Que bien te trata la vida, me cuentas que has sido princesa en un cuento, a lo que yo respondo que también fui un rey destronado. La megafonía anuncia la llegada a la próxima parada, Arc de triomf, es la mía, tengo que llegar a mi entrevista no?

domingo, 8 de febrero de 2009

Todas las mujeres se llaman...

Nada más entrar por la puerta oteó el horizonte en busca de algo o de alguien que le alegrará la noche, estaba taciturno, ensimismado, más pendiente de lo que puedo haber sido que de lo que estaba dejando escapar, pero de repente giró la cabeza y allí estaba ella. Tras la barra se alzaba cual sílfide y mostraba su desparpajo sirviendo copas. Mostraba su belleza natural, aposentada en su recogido pelo rubio, con unos ojos azul averdosados rodeados por una línea negra finísima que acompañaban a su habitual sonrisa, todo ello conjuntado con una camisa roja y un chaleco azul vaquero, hacían de aquella estampa lo más espectacular de la noche.

La había reconocido al instante, era aquella chica que un año atrás había puesto sal y pimienta en esa noche tan fría de la meseta ibérica, esa chica que sobresalía en la fiesta por encima del resto y de la que, haciendo acopio de todo su valor, se había puesto a hablar con ella. Hablaron de lo eterno y efímero, de lo trascendente y lo mundano, de lo espiritual y lo material, hablaron de sus vidas, ella le contó que tenía una hermana gemela en Málaga y que estaba estudiando no sé que carrera, le daba igual, era un dato que no le ayudaría a salir del pozo en el que le habían metido sus ojos azules. De repente la chica desapareció, y las únicas referencias que consiguió de ella eran su cara y una exigua explicación que le proporcionó su primo, el cual le cercioró que tal hermana gemela no existía y le confirmo que había sido objeto de mofa o burla.

Pero aquella noche, pocos días después de noche vieja, sus caminos se cruzaron otra vez, él disimulo no haberla reconocido, pensando que ella tendría caras mucho más importantes de las que acordarse que la suya, pero cual fue su sorpresa cuando su primo ser acercó a pedir a la barra y obtuvo una reprimenda por parte de la camarera acerca de lo soso que había resultado aquel chico de aquella noche fría de noviembre, en la que se conocieron. Ni siquiera la había reconocido, ni le había felicitado el año nuevo. Ese simple gesto, ese detalle endiablado, le cambió por completo la concepción de la noche, pasando de olvidable a recordable.

Como niño en pañales, se acercó a la barra e indicó que no había olvidado su enorme belleza y que tenía muy presente su encuentro nocturno. Se dieron dos besos de cortesía, y él le preguntó por su hermana a lo que ella respondió que se encontraba bien en Málaga. No volvieron a cruzar palabra en toda la noche, en cambio no pararon de lanzarse miradas maleducadas.

Al alba, en la vuelta a casa, quisó indagar acerca de la desconocida, y le preguntó a su primo cual era su nombre, a lo que el primo respondió "Se llama como todas las mujeres..." Esa noche ella no había olvidado su cara y él se acordaría por siempre de dos cosas, de su cara, y de su nombre, Cristina.

domingo, 18 de enero de 2009

Oníricas revelaciones

"La vida es sueño" Pero los sueños no sé a que categoría o ámbito pertenecen. Tal vez sean sólo simples recreaciones que realiza nuestra mente mientras dormimos, quizás sean una vía de escape a los problemas que nos acechan cada día, o puede ser un lugar en el que disfrutemos de nuestras pasiones más ocultas o donde nos encontremos con nuestros miedos más atroces.

El hecho es que los sueños nos permiten vivir una realidad paralela a la nuestra, con ingredientes sacados de la cocina de nuestras vidas. El primer sueño siempre suele tener que ver con el último pensamiento que hemos tenido justo antes de dormirnos, sobre ese instante en el que se nos ha pasado por la cabeza un coche, una chica, un deseo...girará la trama de nuestro primer corto. Es más, puede ser que todos los pensamientos tenidos antes de dormirnos vayan trufando los sueños que nos aguardan en la noche.

Aunque lo más fascinante es cuando el sueño se convierte en vida, cuando por arte de magia una noche sueñas con alguien que creías borrado de tu memoria, fuera de tu vida. Pero el sueño le devuelve a la más rabiosa actualidad y te muestra tus verdaderos sentimientos, te muestra el amor, el odio, la añoranza, el deseo...Es como si el consciente nublara tus ideas para no hacerte daño y por la noche, en sueños, te mostrara la realidad de lo que sientes, cuando no puedes manipular tu cerebro, el te muestra lo que tienes que ver, no lo que quieres que vean.

Y es en esa situación, cuando se hace más difícil que nunca dirimir entre sueños y vida, donde acaba un termino para empezar otro, o si es imposible desligar uno del otro. Gracias a este tipo de sueños puedes tomar decisiones que habías postergado y lo que es más importante, te aporta sensaciones que creías olvidadas, sensaciones que permanecen al levantarte y que a lo largo del día se van evaporando como lo hace el recuerdo del sueño, un sueño que si te aferras a él podrás mantenerlo vivo en tu memoria. Pero no hay de que preocuparse, llegará la noche y volverás a vivir, porque los sueños, vida son.