miércoles, 26 de noviembre de 2008

Sequía de musas

"En épocas de crisis las ventas de pintalabios aumentan" Necesitamos alumbrar nuestra penumbra, creernos que todo va bien y que mejor forma de hacerlo que alegrándonos la cara, sonriendo ante los problemas. En épocas de crisis hacemos acopio de todo nuestro ingenio, valor y astucia para poder salir adelante, es en esos momentos cuando se crean los mejores inventos y cuando nuestra inspiración se encuentra en su punto más álgido, ya que no se puede distraer con otra cosa, básicamente porque no hay nada con que distraerse.

La inspiración es caprichosa, no puedes dar al interruptor de tu cabeza y que venga como la luz de tu cuarto, sino que tienes que estar macerando una idea y esperar que la musa entre por la puerta. No obstante, suele entrar cuando nos encontramos en dos momentos muy acusados de nuestra existencia, cuando estamos muy bien o cuando estamos muy mal, en los extremos es como más feliz se encuentra.

Cuando estamos en una etapa de expansión en nuestra vida, estamos felices, por momentos, pero lo estamos, nos sentimos generosos, imaginativos, capaces de lograr cualquier fin, saltar cualquier obstáculo y es ahí donde tenemos inspiración por un tubo para poder hacer fluir nuestras ideas y crear ríos de tinta que sacien nuestras inquietudes.

En la otra parte del ciclo, en la etapa restrictiva, tenemos deseos de encerrarnos en nuestro mundo, de saber todo de nosotros mismos y nada de nadie, pero al mismo tiempo sentimos la necesidad imperiosa de expresarnos, de que nos escuchen, de que lean todo lo que pensamos, todo lo que llevamos dentro, el porque de esa situación, cual es la causa, el problema y la solución.

Lo malo viene cuando tu vida no es cíclica sino que es lineal, te encuentras metido en una vida rutinaria, anodina que transcurre sin pena ni gloria, sin sobresaltos, simplemente vas viviendo y no te viene nadie a visitar, las musas ya dejaron de venir a verte porque tus historias no les interesaban, mejor dicho, no había historias que contarles. Es en ese momento cuando pides un poco de acción en tu vida, cuando te acuerdas de ella y se te escapa entre susurros: Necesito que estés cerca para sentirte lejos. Y piensas en bajar a comprarle un pintalabios, por si acaso.