jueves, 19 de marzo de 2009

Vivir juntos...

"Tenemos que volver" le dice Jack a Kate, en la escena siguiente es Sawyer el que le dice a Juliet que lo hecho, hecho está. Pero esta sucesión de imágenes, este sueño apaisajado queda relegado al olvido cuando suena el despertador. Son las siete de la mañana y no puedes llegar tarde a la entrevista de trabajo, va tu futuro en ello. Remoloneas aún en la cama con la esperanza de que el tiempo se detenga, ya son las 7.02, hora de levantarse.

Una ducha rápida, un café con hielo y un cruasán componen tu desayuno, aún con la toalla en la cintura observas el traje negro, con camisa blanca y corbata roja, zapatos con betún al máximo. Todo el engranaje se desarrolla con precisión suiza, tiene que salir perfecto.

Sales a la calle y te dispones a coger el metro hasta la estación de tren, al llegar a Sants haces transbordo para coger el tren, la gente viene y va en el vestíbulo, nadie conoce a nadie, todo el mundo tiene prisa por llegar a un lugar del que es muy probable que tenga prisa por irse. Al bajar por las escaleras mecánicas hay un tren en la vía, dudas entre cogerlo o no, te sirven todos, todos paran en tu destino, pero tu destino sólo estará en uno de ellos. Pasas de cogerlo, ya vendrá otro y habrá menos gente, te dices.

En efecto, al cabo de cinco minutos otro tren con destinación Blanes aparecía por mi derecha. En el vagón me gusta situarme al final, para poder observar a la prole, como la gente se aparta para que otro se siente, como nadie cede el sitio, como los niñatos ponen el pie en el asiento de enfrente y como hay miradas maleducadas dirigidas a las chicas por parte del sector masculino.

En Plaza Catalunya, se sube más gente de la que baja, y de repente aparece ella. Metro setenta, larga cabellera rubia que cae hasta media espalda, botas marrones, vaqueros por dentro, chaleco marrón a juego con las botas, camisa blanca a juego con el cinturón, perfectamente conjuntada. Me miras, te miro, nos miramos. La cara de sorpresa de ambos no tiene precio.

Nos aproximamos con parsimonia sin dejar que nuestras miradas se pierdan por el vacío, no sea que en un descuido nos perdamos nosotros también. Que bien te trata la vida, me cuentas que has sido princesa en un cuento, a lo que yo respondo que también fui un rey destronado. La megafonía anuncia la llegada a la próxima parada, Arc de triomf, es la mía, tengo que llegar a mi entrevista no?

3 comentarios:

Christian R. dijo...

Maravilloso, sí señor

_monik_ dijo...

¿Te has enamorado en el tren y no me lo has contado?
Luego querrás que te explique mis sueños...
humhum!

* (a.k.a MueLLe)

Anónimo dijo...

Magnífico, sin más