miércoles, 1 de octubre de 2008

Continúa en la página siguiente

"Tienes que pasar página, seguir adelante" Cuantas veces nos hemos repetido esta frase a nosotros mismos, o nos la han repetido nuestros amigos, familiares o personas que se interesan por nuestro estado del bienestar, o simplemente estas palabras han retumbado en nuestra conciencia. Y a pesar de todo, hemos seguido sin pasar ni tan siquiera de párrafo. Y es que el ser humano tiene una aversión al riesgo que le hace muy difícil desprenderse, quitarse, irse, huir de una situación en la cual, supuesta mente, tiene toda la seguridad que desea.

En ocasiones no vemos muertos alrededor nuestro sino que lo hacemos cuando nos miramos en el espejo, ese espejo que nos muestra la desesperación en el rostro, en la mirada vacía. En la novela de nuestra vida hay páginas que se nos atragantan, se nos hace difícil su lectura y nos cuesta horrores llegar al final de la misma, nos parece una situación tan amiga, tan fiable, tan segura que nos produce miedo el no saber que vendrá después, en páginas ulteriores.

Hay momentos de nuestra existencia en los que debemos romper con el pasado, ya sea con un trabajo, una novia, una amiga, un amigo, una ciudad...cualquier elemento que nos impida el progreso. Pero no es fácil romper con todo el paso del tiempo, un tiempo en el que hemos sido felices, seguimos teniendo la esperanza de que todo se arreglará, o incluso, llegamos a pensar que esta forma de vida es sana para nuestro organismo, que ya estamos acostumbrados a vivir así.

Por este motivo, rodeados de esas circunstancias tan nefastas, necesitamos la ayuda de alguien, de un amigo que nos quite las castañas del fuego, de ese pepito grillo que nos indique el camino a seguir y nos guíe en la vereda para saber dar los pasos que nos lleven al final del camino, es mas, en ocasiones inclusive necesitamos la aparición de un clavo que nos saque de la rutina del primer clavo. Necesitamos a alguien nuevo que nos haga olvidar el pasado, a alguien conocido que nos reste ese pretérito imperfecto convertido en presente continuo, solo de esta forma lograremos un salto de página.

Una página tan pesada, tan segura de si misma y con tantos recuerdos que pesa sobre nuestros hombros como una losa. Es tal su peso que en solitario no seríamos capaces, mejor dicho, no tendríamos fuerzas para mojarnos el dedo y pasarla, por este motivo necesitamos de la ayuda del resto, para así entre todos, conseguir pasar al siguiente nivel, a la siguiente página, aquella que se encuentra en blanco, sin nada que contar pero con mucho por escribir. Porque nuestra vida no se reduce tan solo a una página en concreto, sino que necesitamos una novela como mínimo.

1 comentario:

_monik_ dijo...

como mínimo

no hace falta que te diga que me tienes aquí para pasar las páginas de la novela que hagan falta, o para inventar otras tantas...

nos vemos mañana ;)


(no he podido resistir leerlo^^)

*